El paseo de la Reforma, es el aparador de la ciudad por excelencia desde que Maximiliano de Habsburgo mandó trazarla como vía imperial. Monumentos y esculturas adornan esta avenida sobre banquetas y glorietas, mientras que en sus laterales se levantan grandes hoteles, edificios de oficinas, bancos, embajadas, el edificio más alto de la ciudad, parques y soberbias residencias.
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